La noche del sábado al domingo pasaremos a funcionar con el horario de invierno. Esta vez nos tocará atrasar los relojes, es decir, cuando sean las 3:00 pasaremos a estar otra vez a las 2:00, por lo que disfrutaremos de una hora más de sueño.
A diferencia del cambio de hora de verano, éste suele ser más traumático, ya que con el horario de invierno se nos acortan los días (hay menos horas de sol y más de noche).
Según explicaciones oficiales, aseguran que con el cambio de hora, al aproximarse el invierno, se adaptan las horas de luz al tiempo en que estamos trabajando. Así, empezamos la jornada laboral de día y la terminamos cuando todavía no es de noche y otro de los objetivos es reducir el consumo energético durante estas horas.
Según diferentes estudios, con el atraso de los relojes en esta época, conseguimos ahorrar entre un 5% y un 10%.
¿Tu qué opinas? ¿De verdad crees que este horarios es beneficios?